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Rodríguez y el poder social de la literatura

  • 02/12/2010

No solo creó el comercial de “Yungay” o el aviso del pisco con el mapa de Sudamérica convertido en un racimo de uvas, sino que también es el autor de “La risa de tu madre”, finalista del Premio Herralde o “La semana tiene siete mujeres”, finalista, entre 493 obras, del premio Planeta-Casa de América. Gustavo Rodríguez (Lima, 1968) es uno de los más interesantes creadores que nuestro país ha cultivado.

Todo comenzó en Trujillo cuando vivía con su familia en un depósito cerca del mercado y la única ventana al exterior le mostraba un entorno agresivo, compuesto por vagabundos, borrachos y maleantes. “Una mujer maravillosa”, como él la llama, lo rescató: una joven estudiante de 16 años que trabajaba como empleada en su casa, y que le leía cuentos cada noche, antes de dormir.

Estudió Publicidad y la primera vez que vio un anuncio suyo publicado fue en El Comercio, cuando tenía 18 años. El periódico enrollaba la basura de su vecino. Hoy lo cuenta, irónicamente, como el día más feliz de su vida como publicista. Hasta hace muy poco fue director de la joven y exitosa agencia Toronja, formada con su socio Sandro Venturo. Sin embargo, ha decidido apartarse de ésta para ser un consultor, de manera que pueda disponer de más tiempo para atender su agenda literaria. Y es que su fuero interior siempre lo impulsó más a escribir.

También es fundador del “Proyecto Recreo”, un plan social que tiene como objetivo que los niños de colegios pobres puedan leer un libro al mes y así desterrar la idea de la lectura vista como “castigo”. Gustavo Rodríguez cree fielmente que la literatura tiene la clave para el éxito de una sociedad y también la capacidad de crear –desde la ficción– una realidad mucho mejor.

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