Los pinchazos al bus rojo
- 31/05/2011
Me subo, colgado del estribo, al bus rojo con la marca Perú para felicitar a sus responsables. (http://www.youtube.com/watch?v=fAqFJP4N4ME) Se trata de un esfuerzo que ya muchos han explicado mejor que yo. Sin embargo, aprovecharé esta tardanza para comentar las críticas que varios peruanos hicieron en Internet en los días posteriores a este lanzamiento.
Lo primero que debo recalcar es que cuando una entidad emite una campaña, lo obvio es que no le guste a todos. Es una ley natural de lo público. Lo que sí sería inadmisible es invertir recursos en publicidad y que la campaña pase desapercibida. Siempre he preferido que de 10 espectadores, 5 odien una campaña y 5 la amen, a que esos 10 sean indiferentes. Así que esas objeciones deben ser bienvenidas.
La primera crítica que llamó mi atención es la sensación de que los embajadores del Perú que visitan Nebraska más parecen representar a una Lima blanca que a un país tan diverso y extenso. La otra crítica es que esta idea publicitaria sería un tremendo ejercicio de alienación al proponer que los peruanos solo nos sentiríamos orgullosos cuando, por ejemplo, unos cuantos gringos pueblerinos nos dan su aprobación. Interesante. Lo que puedo decir es que la publicidad de un país suele ser el reflejo de su sociedad. Si bien estamos avanzando en re-conocernos como nación diversa (¿cómo habría sido esa lista hace 30 años?) aun nos falta, obviamente. Al bus rojo le quedan nuevas paradas para que suban más representantes que nuestra sociedad sepa identificar. (A mí mismo me choca que no haya un solo escritor en él, a pesar de que somos una potencia literaria: es la señal lamentable de que somos un país que no lee y que por eso no se reconoce así). Y sí, es verdad: los peruanos nos desvivimos para que nos reconozcan en el extranjero. Así de grande es nuestra carencia emocional. Pero, ¿hay que cambiar la campaña por eso? No: lo que hay que cambiar es esta sociedad, creando motivos de orgullo dentro de nuestras fronteras. Los creadores de contenidos, eso sí, tenemos la responsabilidad de no exacerbar maquiavélicamente las taras que ya conviven con nosotros.
Como post data finalizo con una recomendación, esta sí de mi parte: no es bueno pintar el Morro Solar con la Marca Perú. El Estado no puede darle ese ejemplo a los pintacerros del país.
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