Ups, quizás no debí crear este blog
- 04/06/2010
Hace un par de días, Steve Jobs expresó en California el temor a que su país pudiera estar descendiendo para convertirse en una nación de blogueros. Al principio me extrañó la frase: ¿no se trataba del mismo tipo que, como epítome del hacker, había peleado por la democratización de la información? Pero luego, al analizar el fondo de sus declaraciones, me queda clara la noción universal de que los extremos del péndulo resultan dañinos.
Justo ayer le decía a un amigo: cuando uno compra un libro para investigar o informarse, también adquiere la garantía de una editorial que ha trabajado para respaldar el contenido. Algo similar ocurre con los diarios impresos que cuentan con un staff de editores que buscan signarle su criterio al contenido.
En Blogolandia, sin embargo, la mayoría de creadores de contenido acometen su tarea con entusiasmo y ganas de presencia antes que con criterios de verificación.
Yo, por lo tanto, espero dos cosas: Que mis hijas, a la larga, me entiendan cuando les digo que no pueden creer todo lo que leen en Internet sin antes contrastar la información. Y que, así como debió haber ocurrido en la era del papel, los referentes profesionales de esta mega nube se terminen consolidando con el tiempo.
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