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Entre la literatura y las comunicaciones
- 26/05/2009
Entrevista realizada por Carlos Fonken.
Quien escribe descubre en las palabras secretos que están dentro de nosotros mismos: después de haber escrito libros, haber hecho muchos textos y hacer de las mismas imágenes para las personas , ¿qué es la palabra para ti?
La palabra es el insumo de mi vida. Es el ingrediente mínimo necesario para construir y compartir mis fantasías, temores y recreaciones conmigo mismo y con los demás. Sin la palabra, ¿qué sería de alguien como yo?
Una sola palabra dice mucho de la persona de quien de la pronuncia (amor, odio, gusto, etc.). ¿Cuál es la palabra con la que puedes causar mayor impacto? ¿Por qué crees que esto se dé?
No te diré una, te diré dos: “Te amo”. No hay palabras que puedan causar más impacto que esas dos juntas, si se dicen de corazón. Así de fácil. Lo difícil está en que toma años aprender a decirlas genuinamente.
Esas veladas antes de ir a dormir – y voy a mencionar a Wilde de quien soy gran admirador – “Los verdaderos amigos traicionan de frente”, es la frase con la abres “La furia de Aquiles” . ¿Crees que el estilo de Wilde ha influenciado en ti para poder comunicar o escribir de la manera en la que hoy lo haces?
Creo que Wilde me ha influenciado en la misma manera que decenas de escritores a lo largo de mi vida. Yo tengo un problema: leo mucho, pero al tiempo no recuerdo los libros que he leído, se pierden en una niebla de mi mente. Pero lo bonito de la niebla, en este caso, es que te esconde los objetos, pero tú sabes que están ahí. Wilde se debe haber enquistado en mí cuando lo leí de niño, y después ha compartido espacio en mi inconsciente con Verne, Cortázar, Reynoso, Joyce, Vargas Llosa, Oe, Murakami, todos quienes vinieron y quienes vendrán.
En la entrevista a Henry, mencionas a tus hijas. Wilde escribió “La decadencia de la mentira” tras oír una conversación de sus hijos. ¿Tus hijas te inspiran para escribir? Ya que los niños son los mejores soñadores.
Soy consciente de que ingresé algo tardíamente al circuito literario. Publiqué mi primer libro recién en 1998, y fue el fruto de una imperiosa compulsión por escribir unos relatos justo cuando mi primera hija estaba en la panza de su mamá. Quiero pensar que si un día empecé a escribir como un desaforado para no detenerme más, fue porque sabía que mi primera hija iba a nacer. Como si algo dentro de mí me hubiera dicho “vas a hacerte cargo de una nueva vida: será mejor que te ordenes por dentro para que puedas ocuparte mejor de ella”. Porque eso hace la literatura en mí: mientras más escribo, más me interpreto. Mientras más escribo, menos horas necesito de terapia.
¿Qué recuerdos tienes de tu infancia, algún momento en especial que haya marcado en esa etapa?
Tengo muchos, pero son dos los que más creo que me han marcado: mis primeros años viviendo en un barrio deplorable de Trujillo, unidos a mis primeros años trabajando con mi padre, en su farmacia.
¿Qué estilo de música te gusta? ¿Qué es lo que sueles oír para relajarte?
Me encanta el bossanova, esa mezcla divina de samba y jazz. Qué puedo decir, la vida es fusión.
¿Todavía acudes a reuniones familiares? ¿De que sueles hablarle a una persona que no sabe nada de publicidad, comunicación o literatura?
De su familia o de la mía. Uno siempre cree saber de su familia más que de cualquier otro tema.
Toda esa experiencia de distintos tipos de trabajos en los cuales te has desarrollado: la farmacia, el snack, ser mozo, vender dólares, son ricas experiencias de contacto con personas. Hoy tu trabajo es dirigido a personas: compara algunos momentos de aquella experiencia de tu niñez con la experiencia de hoy.
Los testigos de mi niñez suelen estar de acuerdo en que era un hombrecito callado, que se dedicaba a observarlo todo. Quizá sea ese el rasgo que no ha cambiado en mí: miro más de lo que hablo. Sigo observando la calle, la gente, los árboles para encontrarles un sentido que quizá se escape a primera vista.
El pomelo, también llamado toronja o pomelo rosado, es la fruta del árbol de la familia de las rutáceas, cultivado por su fruta. Es un híbrido, probablemente producido de forma espontánea entre la pampelmusa (Citrus maxima) y la naranja dulce (Citrus × sinensis) en las plantaciones del mar Caribe alrededor del siglo XVII. En el breve período desde su descubrimiento ha ganado, sin embargo, gran favor y se consume fresca, cocida o en zumos y otras preparaciones, y es un cultivo importante en varios estados de Estados Unidos, en Sudamérica. ¿Por qué tu agencia se llama Toronja?
Cuando me preguntan esto siempre respondo: si una empresa de informática se llama Manzana, ¿por qué no se va a llamar Toronja una de comunicación? Es una broma post-bautizo, claro. De una forma superficial, te diría que quería un nombre fresco y difícil de olvidar. Pero si analizamos la elección inconsciente de ese nombre encontraremos más pistas. El nombre científico de la toronja es Citrus paradisi, o cítrico del paraíso, una alegoría del fruto del Edén. Creo que en su momento Toronja fue un ideal de refugio, de paraíso para no repetir errores del pasado. Pero como las idealizaciones siempre traen peligro, siempre estamos criticándonos para estar aterrizados.
“Proyecto Recreo”, ¿cómo va eso?
En la web de Recreo las imágenes hablan solas: cientos de escolares felices, disfrutando la lectura sin presiones, dialogando con los autores, leyendo a escondidas bajo sus carpetas. ¿No es hermoso eso? El proyecto se encuentra ahora más en manos de mi socio, Javier Arévalo, que en las mías. Nos hemos propuesto que este sea un año de consolidación de aliados, pues el primer año fue gratificante, pero de un aprendizaje duro. Si a través de estas líneas alguien se reconoce como un promotor competente de la lectura y, quiere incluso ganar algo de dinero, puede entrar a www.proyectorecreo.com.
¿Qué es lo primero que haces al llegar a la agencia? (A parte de abrir la puerta).
Me sirvo agua, respondo mis correos y ojeo el Facebook.
¿Llevas algún “nombre de pila” o apodo?
La gente que me trata por segunda o tercera vez empieza a llamarme Gus. Y me gusta.
Debes conocer a miles de personas, ¿quiénes son tus mejores amigos? ¿Qué valores rescatas de ellos?
Mis mejores amigos son un puñado de hombres y mujeres sencillos, soñadores, trabajadores, poco chismosos. Lo que más rescato de ellos es que me conocen bien y, a pesar de eso, me quieren.
¿Te gusta andar en combi o salir a caminar por ahí y ver cómo anda la gente por la calle?
De vez en cuando me subo a una combi, y pido a mis hijas que me acompañen. Es deber de todo comunicador ponerse en el zapato de tu prójimo. Y es deber de todo padre preparar a sus hijos para toda situación.
¿Cómo va evolucionando Gustavo Rodríguez como padre, esposo, escritor, publicista?
Bueno, evoluciono en esos campos en la medida que evoluciono como persona.
¿Cuántas veces al día o a la semana llamas por teléfono a tu mamá?
Con mi mamá hablo pasando un día, y la visito dos veces por semana.
¿El premio que hayas ganado del cual te sientas con mayor orgullo? ¿Por qué? (En cualquier campo en el que lo hayas conseguido).
Hace unas semanas me enteré por los periódicos que resulté finalista del Premio Planeta-Casa de América. Supe que habían participado 493 novelas inéditas de España y América, y la mía había sido seleccionada por un jurado de escritores que admiro. Lo admito: esa noticia fue fulminante y dulce para mí.
La entrevista con Gustavo no ha sufrido ninguna edición, es tal cual se dio. Le agradezco por el tiempo que se tomó para responder a las preguntas y toda su amabilidad.
Para ingresar a la entrevista original, haga clic aquí.